Hoy nos gustaría que leas junto a tu familia el siguiente cuento:
LA TORTUGA SABIA
Había una vez una tortuga pequeña a la que no le gustaba ir al colegio. Se
llamaba Tortuguita. Ella lo que quería era quedarse en casa o dar vueltas por la
calle todo el día. Tortuguita pensaba que era muy difícil aprender a escribir, leer
libros o hacer matemáticas. Le gustaba más molestar a sus compañeros,
quitarles el lápiz, esconderles las hojas... No le gustaba compartir y no le
gustaba escuchar a su maestra. Encontraba muy difícil seguir las normas de la
escuela y también veía muy difícil no enfadarse.
Cada día, la tortuguita se decía a sí misma que intentaría no meterse en
problemas, pero cada día se enfadaba más, se sentía frustrada y entonces
hacía alguna cosa que no debía hacer y tenía problemas. Sentía como si no
tuviese control sobre lo que hacía. Las otras tortugas no querían jugar con ella
y la tortuguita se empezó a sentir sola y mala.
Un día, cuando iba por la calle se encontró con la tortuga más grande y más
vieja de su ciudad. Era la Tortuga Sabia, que tenía más de 200 años y sabía
muchas, muchas cosas.
La vieja Tortuga Sabia preguntó a Tortuguita:
- Tortuguita, ¿por qué estás tan triste?
Y Tortuguita le contestó, muy flojito porque tenía mucha vergüenza:
- Es que tengo un problema muy grande, siempre estoy enfadada y siempre me
peleo con mis compañeros.
La vieja Tortuga Sabia era muy amable y la quiso ayudar.
- Mira- le dijo- te diré un secreto. La solución de tus problemas la tienes tú.
Tortuguita no entendía nada.
- "Es tu caparazón, tu caparazón... Siempre que estés enfadada tienes que
entrar dentro de tu caparazón y seguir estos pasos:
1. STOP
2. Respiro hondo.
3. Digo cómo me siento.
4. Qué problema tengo.
5. Cómo lo puedo solucionar.
Después descansa hasta que estés más calmada."
La vieja Tortuga Sabia enseñó a Tortuguita a meterse dentro del caparazón
para calmarse
Entonces, la vieja Tortuga Sabia, le dijo: - "Ahora ya sabes, la próxima vez que
tengas problemas entra dentro de tu caparazón y cálmate".
A la tortuguita le gustó la idea y lo quiso probar
Al día siguiente, en la escuela, la tortuguita estaba haciendo su trabajo cuando
un compañero se puso a molestarla y empezó a enfadarse, pero entonces
recordó lo que le había dicho la vieja Tortuga Sabia: se metió en su caparazón
y se dijo a ella misma "STOP", respiró profundamente y dijo "ESTOY
ENFADADA Y ALGUIEN ME ESTÁ MOLESTANDO" y se quedó un ratito
dentro.
Pronto se sintió tranquila y cuando salió se quedó sorprendida al ver a su
maestra sonriendo. Le dijo que se sentía muy orgullosa de ella.
Esto la tortuguita una y otra y otra vez, siempre que se enfadaba, o alguien le
molestaba o no le salía alguna cosa. Y después de unas semanas descubrió
que sus compañeros querían jugar con ella que nada le parecía difícil.
Desde entonces Tortuguita nunca más se sintió sola y mala."
Preguntas para reflexionar en casa:
¿Alguna vez viviste una situación parecidas?,
¿Cómo actuarias hoy luego de leer el cuento?
Este cuento nos invita a resguardarnos en nuestro caparazón imaginario para
relajarnos y pensar antes de actuar.